Este año para el Día de la Madre, no quería regalarle algo que pudiera comprar en cualquier tienda.
Quería que mi madre recibiera algo que hablara de nosotras. De mi cariño, de nuestra conexión, y de todo lo que me ha enseñado.
Y así nació este joyero, hecho con mis manos y pensado con el corazón.
Pero no es un joyero cualquiera, su tapa tiene forma de flor, como si fuera una margarita abierta.
Elegí una tela acolchada rosa maquillaje que me transmite ternura, y un interior de algodón estampado con el que me siento muy identificada.
Esta flor no se marchita. Guarda dentro pequeñas joyas, pero también guarda recuerdos, momentos, y un mensaje silencioso: GRACIAS POR ESTAR AHÍ.
Es mi forma de decirle a mi madre que la admiro y que todo lo que soy es gracias a ella.
¡Feliz día de la madre!